Parece que el dicho «cualquier tiempo pasado fue mejor» fue determinante para los miembros de la Academia de cine de Hollywood, a la hora de votar la mejor película del año 2011. En los tiempos actuales, en los que cine explota una inimaginable fuente de recursos, increíbles efectos especiales, espectaculares imágenes en 3D, ha sido una película en blanco y negro y muda, la que se ha alzado con el mayor galardón de los premios cinematográficos más prestigiosos.

Los tiempos de crisis  invitan a la nostalgia, pero también animan a valorar esas «obras de arte» que desde la humildad logran destacar en la poderosa industria cinematográfica. «The Artist» es una de ellas. Rodada en blanco y negro, este homenaje al cine mudo que, sin embargo, ha logrado el Oscar a la mejor banda sonora original, ha roto todos los esquemas y pronósticos. Ha logrado cinco premios, tres de los más importantes, Mejor Película, Mejor Director y Mejor Actor Principal, y lo que es más importante ha demostrado que el cine es un arte y no importa que hayan pasado más de 80 años desde el último triunfo de una película muda, ni que se trate de una película francesa, ni tan siquiera que los resultados logrados en taquilla hayan sido más bien discretos. Lo que ha primado por encima de todo ha sido simple y llanamente las virtudes de una obra cinematográfica que hace rememorar el por qué del nacimiento de este arte.